5.- COP 15

Posted by SOCIALISMO REVOLUCIONARIO On martes, 20 de abril de 2010 0 comentarios

La Cumbre del Cambio Climático de diciembre en Copenhague fue organizada con la meta de extender o reemplazar el Protocolo de Kioto, después de su fase inicial sin éxito que sólo involucró 37 países industrializados desarrollados (con la excepción importante de los EEUU) y se vence el 2012, con un Protocolo que se compromete a todos los países.


“Nosotros compartimos una planeta, una pequeña manchita azul en el espacio. Como personas, como países, como una especie: nos hundimos o nadamos juntos.” concluyó el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en la Universidad de Copenhague antes del COP15.


Esta declaración desafortunadamente ignora los intereses de clase diferentes y la forma en la que la competencia capitalista funciona.


Enfrentados con la posibilidad de crisis inimaginables para el planeta dentro de las próximas décadas, aún los dirigentes capitalistas estarán compelidos a actuar o por lo menos reaccionar ante la crisis climática. Incluso el Banco Mundial ha definido la crisis climática como “mucho más seria y prolongada” que todas las crisis financieras, a pesar del que mucho menos tiempo y recursos hasta ahora han sido invertidos para resolverla.

Desafortunadamente, sus formas de reaccionar terminarán siendo demasiada pocas, tardes y, aún peor, directamente contra-productivas desde el punto de vista del planeta y los intereses al largo plazo de la humanidad, especialmente con respecto a los trabajadores y las masas pobres. Esto será la situación a pesar de todas las declaraciones hipócritas a cerca de la necesidad de lograr un desarrollo sostenible y justo.


Los cuatro asuntos claves en Copenhague fueron:


1) ¿Que porción de la emisión de los gases invernaderos están dispuestos a reducir los países industrializados?

2) ¿Cuánto del crecimiento de las emisiones están dispuesto a limitar los países grandes en desarrollo como China, India y Brasil?

3) ¿Cómo se financiará la ayuda que necesitan los países subdesarrollados para reducir sus emisiones y adaptarse a los impactos de los cambios climáticos?

4) ¿Cómo se va a manejar el dinero?


Las esperanzas de una cumbre exitosa en Copenhague fueron disminuidas debido a la falta de progreso hasta ahora a pesar de todas las reuniones preparatorias.


1) El único “progreso” en la reunión de la ONU en septiembre en Nueva York sobre el clima fue la retórica vacía del presidente Obama sobre “un reconocimiento histórico de parte del pueblo americano y la administración de entender la seriedad de la amenaza climática” y que está causada por la actividad humana. Otras palabras vacías fueron dedicadas al límite de 2º C pero sin proponer los métodos o ni siquiera las metas parciales para lograr esto.

El COP15 acordó la meta de 2º C, a pesar de las objeciones de algunos científicos que dicen que esto ahora es insuficiente, apoyado por la propuesta de una meta de 1,5 º hecho por la Alianza de Estados de Islas Pequeñas (OASIS). Más allá de esto, no hubo acuerdo.


Además, no hay unidad con respeto a las metas parciales que esto requerirá. Mientras la IPCC ha propuesto una reducción de las emisiones del 25 al 40% antes del 2020 en comparación al 1990, la UE ha acordado un compromiso fijo de reducirlas por el 20%, y el 30% si otros están preparados a hacer lo mismo. Sin embargo, esto no es probable porque los legisladores en la Cámara de los Representantes han disminuido la meta estadounidense, para reducir las emisiones al 17% en comparación al 2005. Esto significaría una reducción de las emisiones totalmente insuficiente de parte de los EEUU de solamente el 3% en comparación al 1990.

Los republicanos igual que los demócratas en el Congreso estadounidense siguen bajo una presión fuerte de los empresarios grandes de los EEUU. La Cámara de Comercio de los EEUU, incluyendo la mayoría de sus 3.000 empresas miembros, aunque no todos, incluso rechazan la ley débil de los representantes demócratas, Waxman y Markey, si las metas de reducir las emisiones no están adoptadas por todos los que emiten el dióxido de carbón, como China e India, porque temen una competencia fuerte.


De acuerdo con la Cámara de Comercio, la ley “costará a los americanos sus empleos y sólo trasladará las emisiones de los gases invernaderos al exterior.”

Las acciones de los políticos estadounidenses bajo la presión de las grandes empresas subrayan como el sistema capitalista está obstaculizando la lucha para bajar las emisiones. No sólo porque la economía capitalista está basada en la ganancia, sino también debido a la competencia agudizada entre las empresas y los intereses nacionales.


2) El presidente chino, Hu Jintao, hasta ahora sólo ha prometido reducir la llamada intensidad del carbón por un “margen notable”, es decir, como una porción del crecimiento económico antes del 2020 en comparación a los niveles del 2005. Pero los dirigentes de China, que el año pasado superó los EEUU como el mayor emisor de los gases invernaderos aunque sólo tiene un quinto de las emisiones per capita en comparación a los EEUU, igual que los dirigentes de India (ahora el cuarto emisor del mundo pero con sólo 5% de las emisiones de los EEUU per cápita), hasta ahora niegan a comprometerse a cualquier reducción.


La posición de China e India difícilmente cambiarán sin un acuerdo generoso en el cual los países capitalistas desarrollados reconozcan su deuda histórica y se comprometan a compartir su mejor conocimiento tecnológico al mismo tiempo de proveer un apoyo financiero sustancial de cientos de miles de millones anualmente, con la intención de aumentar la eficiencia energética de los países en desarrollo y adaptarse a las condiciones climáticas más extremas.


Hay divisiones muy fuertes entre el norte y el sur en cuanto al tamaño del apoyo tanto como los métodos que se debe implementar, cuanto cada país debe contribuir y como debe ser manejado y supervisado el dinero.

De acuerdo con el principal oficial climático de la ONU, Yvo de Boer, las negociaciones preparatorias en Bangkok lograron avances limitados en los asuntos secundarias como el rol de Banco Mundial y la ONU. Algún progreso fue proclamado con respeto al tema controversial de si el acuerdo en Copenhague debe basarse en el Protocolo de Kioto con sus principios de “responsabilidades comunes pero diferenciados”, como insiste China por ejemplo, o si incorpora partes de estos en un nuevo acuerdo, como los negociadores estadounidenses quieren. Pero, como de Boer comentó: “Al final del día, si no tienes metas [de las emisiones] ambiciosas de los países ricos, y si no tienes un financiamiento significativo sobre la mesa, todo se cae.”


Mientras la ONU y el Banco Mundial se han estimado que entre $400 a $600 mil millones serán necesarios cada año hasta el 2020 para financiar la mitigación de los efectos y la adaptación en los países subdesarrollados, la UE sólo se ha comprometido contribuir un “monto justo” de una meta total de $150 mil millones.


3) Las propuestas nuevas de la UE, igual que el viejo Protocolo de Kioto y las propuestas de los legisladores estadounidenses se basan principalmente en el desarrollo continuado del intercambio obsceno de los derechos de emisión (“tapar e intercambiar”), a pesar de las experiencias horribles con las Esquemas de Intercambio de Emisiones de Europea (ETS). Esta técnica se basa en el intercambio a favor de las grandes empresas que permite la privatización de la atmósfera a través de la mercantilización del derecho de contaminar (créditos de carbón), que puede ser comprado y vendido entre las empresas y los especuladores financieros. Atrae comparaciones con las viejas cartas hipócritas de la indulgencia de la Iglesia Católica, con las cuales los pecadores podrían comprar su libertad del pecado.


Cuando el modelo inicialmente fue introducido por la UE en enero del 2005, las organizaciones de presión de las grandes empresas, igual que cuando un sistema similar fue intentado en diez estados de los EEUU, fueron tan exitosas en sus esfuerzos de conseguir una capa alta que fracasó casi totalmente el intento de limitar el derecho de cualquier empresa de emitir el dióxido de carbón. Para las pocas empresas que tenía que comprar derechos extras de contaminar, el precio fue tan bajo que fácilmente podría ser transferido al consumidor. Incluso empresas como BP y Shell pudieron vender los créditos del carbón con una ganancia neta de 30 mil millones de Euros cada uno antes de que los precios de los derechos de emitir se cayeran el marzo de 2006. Nada ha parado la gigante empresa energética estatal de Suecia, Vattenfall (que significa “catarata”), la cual recibió gratis mucho más créditos de carbón que lo necesario, para usar sus ganancias enormes para invertir en fábricas europeas que se basan en el carbón.


Incluso el intento más reciente de la UE de desarrollar el método de “tapar y intercambiar” se ha convertido en otro gasto de esfuerzos, especialmente porque el precio de los créditos de carbón colapsó otra vez debido a la crisis económica.

A pesar de esto, se ha puesto la base para una nueva industria financiera para los especuladores de los derechos de emitir el carbón e incluso un intercambio de derivados que se base sobre la garantía de poder comprar los derechos de emitir el carbón a un precio definido en el futuro. Un quinto de los derechos extras de emitir el carbón que las empresas europeas o los especuladores del carbón compran, de acuerdo con las normas europeas, puede ser adquirido por comprar el derecho de no hacer nada, por compensar o reemplazar su propia inacción con un proyecto más barato y, en teoría, que ahorra energía en un país subdesarrollado. Esto se hace a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio (CDM) que fue creado por el Protocolo de Kioto.


La mitad de estos intercambios por el CDM hasta ahora ha sido realizada por China e India. No es sorprendente que este intercambio huele a corrupción, y es, en realidad, casi imposible de controlar y valorar. Una fuente de la ONU estima que hasta un quinto de estas reducciones de las emisiones son falsificadas. Un estudio de la Universidad de Stanford estima que la proporción de estos proyectos sin cualquier límite real está entre el 33 al 66%.

Cuantos de los proyectos de eficiencia energética hubieran sido realizados en cualquier caso, es imposible de saber. Uno de los jefes de la empresa energética gigante, EDF, avisa que el “tapar y intercambiar” con los créditos de carbón creará otra crisis “sub-prime”.


Hasta ahora este intercambio con las compensaciones del CDM han sido realizados como proyectos pequeños, plantaciones de árboles por ejemplo, y normalmente mal manejados, mientras que los proyectos más costosos para los países capitalistas desarrollados y con efectos más beneficios para el medioambiente están reemplazados. En esta etapa es difícil saber exactamente como será un acuerdo después de Copenhague. Pero un acuerdo global basado en el “tapar e intercambiar” a un nivel grande sin duda será un sabotaje contra-productivo en la lucha en contra del cambio climático y para lograr un desarrollo sostenible.


Los gobiernos de China, India, Brasil y otros países en desarrollo niegan comprometerse con metas que en sus puntos de vista dañarán su derecho al desarrollo económico, mientras que es posible que la mayoría en el Congreso estadounidense insistirá que estos países se incorporen para proteger los EEUU de una perdida del “poder competitivo” como una precondición para su propia participación.


No sólo los pueblos indígenas pero también el INTERPOL está avisando de las consecuencias de una propuesta de la ONU de permitir que su programa para salvar los bosques tropicales, REDD (Reduciendo las Emisiones de la Deforestación y Degradación), forme parte del sistema de “tapar e intercambiar” que vale $30 mil millones.

“La alarma está sonando. Básicamente es imposible vigilar. La potencial de corrupción es enorme y no ha sido tomado en cuenta por quienes lo han establecido. Los que luchan en contra del crimen organizado están viendo el mercado naciente del carbón de los bosques. Informarán al banco que los esquemas REDD están muy expuestos al abuso”, dijo Peter Younger, especialista de los crímenes medioambientales del INTERPOL y el autor de un nuevo informe para el Banco Mundial sobre el selvicultura ilegal.


Ni los EEUU ni los estados de la UE están preparados a adoptar un acuerdo internacional oficial acerca de los impuestos de carbón, algo que, por ejemplo, Lester Brown propone como una alternativa al “tapar e intercambiar” en su libro, Plan B 4,0. Una propuesta del comisario de los impuestos de la UE, Laszlo Kovacs, apoyado por Francia y Suecia para introducir un impuesto de carbón para toda Europa fue rechazada por Gran Bretaña en la última reunión de los ministros de las finanzas de la UE en Gothenburgo y no tiene ninguna posibilidad de recibir el apoyo unánime que se necesita. Es aún menos probable que la administración de Obama en los EEUU tendrá éxito para adoptar un impuesto petrolífero al estilo europeo en un país que mayormente carece de alternativas colectivas en cuanto al transporte, o que los gobiernos de los países subdesarrollados, como recomienda el Banco Mundial, pueden cortar las subvenciones por $300 mil millones sin provocar levantamientos sociales, incluso si las subvenciones principalmente benefician a los ricos y las clases medias. Para compensar esto con subvenciones específicas para las masas pobres es una recomendación que la mayoría de los gobiernos rechazarían.

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