6.- Una Alternativa Socialista

Posted by SOCIALISMO REVOLUCIONARIO On martes, 20 de abril de 2010 0 comentarios

La transición del uso de combustibles fósiles y la explotación capitalista de la gente y la naturaleza a una sociedad justa y sostenible basada en la energía renovable es el reto más urgente de nuestra época. Es un asunto que, junto con las crisis alimenticias y de salud, será empeorado de manera exponencial por el cambio climático. Pero también, aumentará la conciencia global entre los jóvenes, los trabajadores y las masas pobres del mundo, más que cualquier otra cosa, sobre la necesidad urgente de reemplazar el sistema actual, ciego y basado en la ganancia al corto plazo, por un socialismo mundial planificado democráticamente para garantizar la sobrevivencia del género humano y su necesidad de vivir en armonía con la naturaleza. Como dice incluso un reportero de la ONU, “Congelar las injusticias globales actuales durante el próximo medio siglo o más no sería aceptable económicamente, políticamente y tampoco éticamente”.


Con o sin un nuevo acuerdo climático en Copenhague, el instinto puro a la auto-preservación empujará incluso los gobiernos capitalistas y las grandes empresas a actuar cuando se den cuenta de que su futuro también está bajo riesgo, incluso si sus métodos y acciones sean demasiado pocos, demasiado tarde, incorrectos y con consecuencias injustas. Se espera que una lucha desde abajo pueda forzar a los gobiernos capitalistas de tomar algunas acciones que puedan contribuir para limitar los daños y ganar tiempo.


Un programa socialista tiene que tener como su punto de partida los resultados científicos que concluyen que es necesario cortar las emisiones del dióxido del carbón por el 50% antes del año 2020 y a un mínimo de 90% o lo más cerca al cero que sea posible antes del 2050 para tener la esperanza de limitar el calentamiento global a un máximo de 1,5-2,0º C. Otro punto de partida es la necesidad de ayudar inmediatamente a todos los que están afectados por las catástrofes medioambientales y las crisis alimenticias.


Sobre todo, en los países más desarrollados, pero también en varios países en desarrollo como China, India y Brasil, programas eficientes para reemplazar el uso de combustible fósiles están requeridos. Asimismo, todos los países tienen que tener acceso a la tecnología más nueva y moderna sin consideración a las patentes capitalistas. Esfuerzos masivos de apoyo también son necesarios para combatir la pobreza global, para proteger a los bosques tropicales, replantear los árboles y para encontrar los métodos más ecológicos en todas las regiones amenazadas por la erosión de la tierra y la sequía.


Ante estos hechos, lo que se necesita es un debate profundo sobre los programas de transición con demandas globales, nacionales y locales que pueden inspirar a la gente y ser una guía a la lucha por demandas concretas y para construir una conciencia socialista.


El CIT rechaza todas las propuestas que incluyen el intercambio del derecho de contaminar. Dicho intercambio significa una especie de privatización del aire, otorgando a los capitalistas el derecho de comprar la libertad de destruirlo. Tal intercambio también crea un nuevo mercado financiero especulativo loco que inevitablemente se dirigirán a una corrupción masiva y no controlable a todos los niveles. También rechazamos todas las propuestas utópicas para el racionamiento individual del dióxido del carbón, que no sólo sería imposible de controlar y establecer, también sería plagado por los mismos mercados corruptos.


Las empresas y los gobiernos capitalistas, como es de esperar, están buscando todo tipo de solución “fácil”, como el poder nuclear, capturar y guardar el dióxido de carbón bajo la tierra, cultivos genéticamente manipulados, etc.


Un ejemplo provocativo es como el gobierno sueco ha dado la luz verde a las inversiones masivas del gigante energético, Vattenfall, en el poder nuclear y los centrales térmicos de carbón, inversiones que son cuatro veces más grandes que todas las inversiones en la energía renovable. Las inversiones más grandes, en la energía del carbón alemán, han sido defendidas con la referencia a la exploración de la empresa sobre la posibilidad de capturar el carbón y guardarlo en la tierra. En otras palabras, algo que, si un día se hace económicamente y prácticamente posible, tomará mucho tiempo de desarrollar. Los socialistas no están, por supuesto, en contra de este tipo de investigación, o investigaciones al largo plazo en cosas como el poder de fusión, pero exigimos el congelamiento inmediato del uso del carbón (y empleos alternativos mediante inversiones en otras energías sostenibles) hasta que se compruebe alguna solución.


Tampoco la crisis capitalista ofrecerá algún alivio para el clima, aunque se pronostica que causará un baja temporal en las emisiones del dióxido del carbón del 5,9% en los EEUU y el 3% mundialmente. Desafortunadamente, las inversiones globales en la energía renovable asimismo han sido reducidas por el 40% o más.


Los incrementos de los impuestos sólo pueden dar resultados al corto plazo. Los impuestos al petróleo y la electricidad ayudan a explicar porque las emisiones en Europa son menos de la mitad per capita en comparación a los EEUU. Como un informe climático del Banco Mundial explica, el intercambio de todos los vehículos utilitarios deportivos a autos que cumplen con los estándares europeos ahorraría bastantes emisiones del dióxido de carbón para dar electricidad a los 1,6 mil millones de personas en el mundo que no la tienen hoy en día.

Pero los impuestos “verdes” lastimarán a los pobres si no están acompañados con una reducción de los impuestos y tarifas que más se aplican a los pobres. Por ejemplo, debe haber transporte público gratuito e impuestos más bajos para departamentos económicos. Los impuestos “verdes” sobre los combustibles fósiles y autos grandes pueden ser tolerados si están combinados con inversiones masivas en el transporte colectivo alternativo y subvencionado. El CIT lucha por el transporte público gratuito en todas las ciudades y los pueblos.

Más que todo, el CIT quiere enfrentarse con la crisis climática y las crisis alimenticias, junto con la crisis económica y del desempleo masivo, con un plan socialista para la inversión masiva en todos los sectores de la sociedad para ahorrar la energía y aprovecharnos de la energía renovable: en el transporte igual que en la industria, la agricultura, la silvicultura y en las viviendas, escuelas y todo tipo de edificios.


La transformación no sólo debe tratar con la producción pero también con el consumismo, como el transporte público, viviendas que ahorran energía, la planificación urbana, impuestos altos para los ricos, las herencias y los ingresos muy altos para igualar los ingresos y las matrices del consumismo; probablemente apoyado por un apoyo incrementado a las dietas vegetarianas.


Un plan socialista para salvar el planeta por necesidad tendrá un énfasis diferente en los países y regiones diferentes.


El CIT apoya muchas de las ideas levantadas por cientos de activistas medioambientales, principalmente de los países subdesarrollados, quienes por ejemplo han firmado la Declaración del Protocolo de Kioto y el Cambio Climático a favor de las ideas como:


• La necesidad de priorizar las necesidades de los pueblos y del planeta antes de la búsqueda de la ganancia del capital global;

• La necesidad de cambiar la perspectiva mundial la cual ahora se basa en la explotación de parte de las transnacionales a la gente y la naturaleza hacia una perspectiva basada en la soberanía popular sobre los recursos naturales;

• No hay soluciones simples o técnicas dentro del mercado;

• La amenaza climática no es sólo un asunto medioambiental pero tiene que ser visto como un asunto de la justicia social con las raíces en el saqueo de los recursos naturales de parte de las transnacionales y los países norteños;

• La tendencia hacia el crecimiento y la ganancia es la razón principal para la explotación y pobreza estructural;

• Hay una contradicción inherente entre la política del mercado libre y el neoliberalismo por un lado y la lucha global para reducir las emisiones por el otro lado;

• Los ricos del Norte, junto con las elites del Sur, son históricamente responsables y tienen que llevar la carga más grande.


El CIT también explica que este cambio de perspectiva no se puede realizar sin una transformación revolucionaria de la sociedad y la construcción de un movimiento global por el empleo, los servicios sociales y el medioambiente como parte de un programa socialista. Al mismo tiempo, la lucha y la conciencia tiene que estar construida en la lucha por demandas transicionales concretas.

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